Este martes 19 de Noviembre de 2024 se juega el partido entre las selecciones de Chile y Venezuela por el marco de las 12da jornada de las Eliminatorias a la Copa del Mundo del 2026, si bien este partido desde lo deportivo tiene muchos ingredientes que lo hacen muy atractivo como, la necesidad de Chile de ganar (quedar a 3 puntos del puesto de repechaje faltando 6 fechas) o de Venezuela por llevarse los 3 puntos para regresar a los puestos de clasificación directa al Mundial, desde lo que puede cambiar la tabla es un partido que promete.
Pero fuera de terreno de juego también tiene
sus condimentos, justamente se enfrentan estas dos selecciones en Santiago de
Chile, ciudad capital del 4to país del mundo con mayor cantidad de migrantes
venezolanos (se calculan cerca de 700.000), siendo además el país con más
reportes de denuncias de maltrato y
xenofobia de los chilenos hacía los venezolanos, por parte de los nacionales
australes se culpa a la diáspora “veneca” del aumento de muchos problemas sociales,
empezando por la alza de la inseguridad y la violencia.
En los últimos años se ha hecho notoria el
rechazo de parte de la población de Chile hacía esta comunidad de venezolanos,
llegando incluso a hacerlo de manera pública en redes sociales, son muchas las
manifestaciones diarias pidiendo medidas gubernamentales para sacar a los
venezolanos de territorio chileno, también preocupa la escalada de violencia en
varios niveles con enfrentamientos verbales, físicos y algunos rozando el
linchamiento.
Como en todo movimiento migratorio masivo al
país que recibe esta oleada de personas llega de todo, muchos son bueno,
respetuosos y trabajadores, otros, muy pocos, son malos, estos dañan la imagen
y la precepción de los locales en torno a la nacionalidad de los que decidieron
escoger Chile como un país para iniciar una nueva vida. Estos venezolanos, los buenos,
sufren el asedio y reproche de los locales por las faltas cometidas por otros compatriotas,
bien reza el adagio “pagan justos por pecadores”, hoy la convivencia entre
chilenos y venezolanos no es la mejor, no es secreto, las redes nos han contado
día a día lo que pasa.
Pero hace un par de días con la llegada de la
Vinotinto a Chile pareciera que llegó una esperanza, una oportunidad de
reivindicación, se acercaron por miles los venezolanos al aeropuerto para
recibir a la Selección y luego al hotel en donde estarían hospedados, las
entradas se agotaron, pusieron más a la venta, no importa el precio, parece que
Venezuela será local en el Estadio Nacional de Santiago. En este fenómeno van a
estar en la tribuna hinchas y los que no lo son, los que siguen a la Selección y
los que nunca vieron un partido de fútbol, no lo han dicho pero se siente que
hay un pedido, casi un anhelo de que sea victoria de Venezuela sobre Chile,
para algunos pareciera que son más de 3 puntos, es por el honor, por “vencer al
que los oprime”.
Es en estos puntos en que las selecciones de
fútbol trascienden al deporte, se convierten en embajadores de un país, se les
exige la victoria como único resultado. Manteniendo las distancias, pero es
como cuando en 1986 los argentinos pedían a su selección ganarle a los ingleses
en el Mundial, había que vencer al invasor, al asesino, la victoria era lo único
que importaba y se tenía que lograr así fuera con trampa. Los ingleses lo sintieron
así, ellos fueron a un partido de futbol y en frente tenia tipos que iban a la
guerra, los de la tribuna también así lo hacían sentir, ganó Argentina y se
celebró como si se hubiesen recuperado las Islas Malvinas.
Hoy le toca a La Vinotinto asumir una responsabilidad
que no pidió, Chile y Venezuela no están en guerra, ni cerca, pero los 700.000
venezolanos en Chile claman por el triunfo, como si esto fuera un bálsamo para
aliviar años de maltratos y vejaciones sufridas, porque nuevamente el futbol
trasciende lo deportivo y reivindica lo social, hoy en venezolano en Chile desea
que gane su selección, quiere sentir ese “fresquito”, restregar que fueron superiores
en tierra ajena, festejar y saber que esta alegría puede durar al menos 4 años.
Hoy La Vinotinto va por los 3 puntos, por trepar en la tabla, por seguir
aferrada a la ilusión de clasificar por primera vez a un Mundial y también por
la reivindicación y el honor de los 700.000 venezolanos que necesitan ese
triunfo.
Javier
Minniti