Aunque
parece descabellado imaginarse al Padre de la Patria y Libertador de
Libertadores de América, corriendo detrás de una pelota entre otros adversarios
para conseguir un gol, la evidencia histórica encontrada hace pensar que en algún
momento el joven Bolívar incluso llegó a anotar algún gol.
Esta
tesis tendrá sus detractores y opositores, los puristas ortodoxos, defensores
de la imagen pulcra e incólume de nuestro Libertador por un lado, por el otro,
los estudiosos del origen del fútbol moderno que dirán que las fechas de la aparición
de las reglas del fútbol no coinciden con los años de la vida de Simón Bolívar,
más aún, si tomamos en cuenta que las primeras reglas aparecieron 36 años después
del fallecimiento del Libertador.
Es
un ejercicio de nuestra imaginación en donde una serie de elementos se conjugan
para pensar en que Simón Bolívar disputó un partido de fútbol, o mejor dicho,
participó en un encuentro del denominado “Gioco del Calcio Fiorentino”.
El
joven viudo de apenas 22 años había emprendido un nuevo viaje a Europa a principios
del año 1805 en compañía de Simón Rodríguez, su periplo por el “Viejo Continente”
lo llevó hasta Italia, entre las ciudades que visitó Bolívar estaba Florencia, imponerte
y majestuosa, la otrora capital del renacimiento, era afortunada de estar bajo
la protección de la Familia Bonaparte quien desde hacía poco más de un año tenía
a Florencia como una de sus residencias a lo largo del continente Europeo.
Mayor
fuerza dentro del mapa geopolítico europeo tomaba la ciudad al saber que en pocos días, el 18
de Marzo de ese año, Napoleón Bonaparte sería proclamado Rey de Italia en la
ciudad de Milán, acto al cual Bolívar y Rodríguez tenían pensado asistir en el
recorrido que los llevaría finalmente hasta Roma.
Por
los días en que Simón Bolívar se encontraba en Florencia se celebrarían los
Carnavales de la Ciudad, famosos en toda Europa, además de contar con numerosos
visitantes que venían de todas las regiones de la península itálica para
celebrar las actividades propias de esta celebración.
Una
de estas actividades era el “Calcio Florentino”, si bien estaba prohibido como
actividad pública desde hacía casi 100 años, la aristocracia florentina sin
lugar a dudas gozaba de algún privilegio para poder celebrar este encuentro
tradicional de las festividades carnestolendas.
El
lunes 04 de Marzo de 1805 estaba Simón José Antonio, conversando con su tocayo Rodríguez
y algunos otros jóvenes de familias importantes de la ciudad, quienes no
tuvieron problemas en convencerlo de que los acompañara a participar del juego típico
de esa zona italiana con más de 300 años de antigüedad.
Bolívar
no rehuía de la actividad física, ya que en años antes se había destacado por
ser un insigne esgrimista además de dominar el arte ecuestre de la equitación,
por lo que un poco de sudor y contacto físico no tendrían mayor importancia
para el noble caraqueño.
Al
atardecer 54 jóvenes se encontraron en la “Piazza Santa Croce” para disputar el
clandestino y prohibido juego, combinando el entusiasmo del mismo juego con la
ansiedad de saber que las autoridades de la ciudad podrían llegar en cualquier
momento y poner fin a la actividad en la que se enfrentaban por la victoria dos
equipos de 27 jugadores.
Nunca
sabremos si Bolívar jugó para los “Azzurri” o para los “Rossi”, tampoco si su
equipo ganó y mucho menos si el Libertador se hizo presente en las anotaciones.
Lo
que si podemos asegurar, es que, de haber jugado Simón Bolívar habría sido
quien daba las órdenes y dirigía a su equipo dentro del terreno, dando
indicaciones para defenderse y atacar, buscando la victoria sobre el enemigo,
tal cual General en el Campo de Batalla.
¿Quién
sabe? Quizás este pequeño partido terminó de definir la personalidad del estratega
militar que liberto a toda la América del Sur. No es coincidencia que después
de su paso por Florencia y tras asistir
a la coronación de Napoleón Bonaparte, Bolívar fuera protagonista de un acto tan
rebelde y contrario a todo lo establecido en los protocolos de aquel entonces, no
acceder a besar la sandalia del Papa Pio VII, un escándalo para aquella época.
Finalmente
el 15 de Agosto de 1805 llegaría al Monte Sacro en Roma, y desde ahí lanzaría
su juramento de libertar a toda Hispanoamérica.
"¡Juro delante de
usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro
por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que
haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”
El
Resto de la historia la conocemos, pero tal vez fue un pequeño partido de fútbol
el que terminó desencadenando todos estos sentimientos de libertad.
Tampoco sabemos si existían árbitros, pero si existían el otro Simón seguramente lo fue.
ResponderEliminar¿Que fue primero, el fútbol o la caimanera? 54 en cancha me parece más un todos contra todos que un 27 contra 27. Simón debió llevar tanto coñazo que no lo volvió a practicar y por eso no lo difundió en la Gran Colombia. Interesante artículo.
ResponderEliminarEspectacular!!!
ResponderEliminarFenomenal, no me queda la duda de que fue de cabeza.
ResponderEliminarGracias