miércoles, 18 de diciembre de 2013

El Anecdotario del Estadígrafo (V)

… Yo voy al segundo palo!!!

Transcurría la Temporada 2001-2002 del futbol profesional venezolano, nada parecido a lo que tenemos ahora, en aquel entonces eran apenas 10 los equipos que hacían vida en la máxima categoría de nuestro balompié rentado.

Uno de estos equipos era el Deportivo Galicia, o al menos una de las tantas variaciones que el conjunto gallego tuvo a lo largo de su vida activa como equipo profesional. La particularidad de este “Galicia” era que jugaba en Valle Fresco, Estado Miranda, además también entrenaban en las canchas de la Hermandad Gallega ubicadas en ese sector, qué si a ver vamos, era bastante alejado para los jugadores del equipo que vivían en Caracas.

Durante esa Temporada que no acompañó con buenos resultados al conjunto gallego, uno de sus Técnicos fue Carlos María Ravel, mejor conocido en el ambiente futbolístico nacional como “El Gordo” Ravel.  Uruguayo de nacimiento, pero venezolano de corazón, Ravel no dudó en hacer de Venezuela su nueva casa, la misma que lo vio arribar en 1975 cuando llegó para jugar con Estudiantes de Mérida.

Pese a no ser una buena temporada para los galaicos, Ravel nunca perdió el buen sentido del humor que siempre lo ha caracterizado, el mismo que le ha servido para arrancar sonrisas a cualquier persona, inclusive en los momentos más difíciles.

Uno de los tantos jugadores que integraban la plantilla del Galicia en aquella zafra era el delantero capitalino Isaac Ramos (quien hoy en día es el preparador físico del Deportivo Táchira); además del rol entrenador – jugador, Ramos y Ravel tenían una muy buena relación de amistad.

Un día luego de un entrenamiento matutino Isaac Ramos esperaba a las afueras de la sede de Valle Fresco para trasladarse hasta Caracas, justo en ese momento salía El Gordo Ravel como pasajero en el vehículo de uno de sus jugadores, el automóvil se detiene frente a Ramos y Ravel bajando el vidrio del puesto del copiloto con su característica sonrisa y acento sureño le pregunta:

“Isaacito, querido ¿vas al Centro?”

A lo que Isaac Ramos esperanzado en poder conseguir la anhelada cola responde rápidamente con un  contundente “Si”,  acto seguido Ravel dice “Pues yo voy al segundo palo!!!”; sin oportunidad de reaccionar Ramos veía como su entrenador se iba en el carro dejándolo atrás, teniendo que esperar la camionetica que lo llevara hasta caracas.

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